K’uinchekua quiere decir “fiesta” en Purépecha. Así se llama la celebración que las comunidades michoacanas realizan año con año y que este 2022 tendrá lugar del 18 al 20 de marzo en el Centro Ceremonial “Las Yácatas” del pueblo mágico de Tzintzunzan.
Anteriormente, el espectáculo se ha realizado, en menores dimensiones, en escenarios como el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, el Festival Internacional Cervantino y en algunas ciudades de Estados Unidos.
De acuerdo con sus organizadores, la importancia de K’uinchekua es llevarla a una escala internacional, de manera que la gente de otros países conozca la riqueza cultural de México. De esta forma, brindar al espectador una experiencia inversiva que impulse la valoración de la cultura michoacana en su conjunto.
Entre las actividades a realizar, destacarán encuentros de sones, Abajeños de Tierra Caliente, música de la costa, música del oriente y de la región purépecha, además del tenor Juan del Bosco, popular por interpretar temas de Agustín Lara. La entrada es gratuita. Sólo hay que descargar un QR de la página michoacán.travel.
“Michoacán no se olvida. Todas y todos los michoacanos que están fuera de nuestro país vienen con mucha frecuencia a pasar las fiestas de Semana Santa o Navidad, entonces siempre hay un vínculo y comunicación”, aseguró Roberto Monroy, Secretario de Turismo de Michoacán.
Tras casi 40 años de historia con algunas interrupciones a lo largo del camino, la K’uinchekua se transforma desde este año en un producto turístico-cultural integral, con estricto apego y respeto a las costumbres de pueblos y comunidades, pero a la vez se abre el evento a una cantidad mayor de personas de todo el país, para que puedan conocer y reconocer la fuerza y grandeza de las tradiciones michoacanas.
Óscar Torres y ME Cabo, unidos “Por los niños de la Sierra A.C.”
El programa tendrá una duración de 3 horas, y la conformación de participaciones comprende el trabajo colaborativo de diversas instancias como la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la sociedad civil a través de músicos, danzantes y otros personajes, así como el Ayuntamiento y pueblo de Tzintzuntzan.