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David Pablos y Alfonso Herrera hablan sobre El baile de los 41

Entrevistamos al director y al protagonista de El baile de los 41 para conocer el detrás de cámara de la cinta que habla sobre la represión de una sociedad gay durante el Porfiriato y sus paralelismo en la actualidad.

Escrito por:Revista Open

Tras el anuncio de su próximo estreno en redes sociales por parte de uno de sus protagonistas, Alfonso Herrera, la cinta El baile de los 41 se ha convertido en una de las producciones más esperadas en la cartelera nacional.

De qué trata El baile de los 41

Dirigida por David Pablos, escrita por Monika Revilla y producida por Pablo Cruz y El Estudio, la cinta recrea la sociedad clandestina de homosexuales que existió en el Porfiriato, y que fue severamente reprimida durante un baile ocurrido el 18 de noviembre de 1901. El episodio fue escandalizado por la prensa mexicana y también fue inmortalizado en una viñeta de José Guadalupe Posada en la que se lee: “Los 41 maricones”.

En entrevista, Pablos explica que la idea para esta película surgió a partir de una ilustración sobre el hecho que encontró en casa de su tío, Carlos Monsiváis: “No es una historia que te enseñen en las escuelas, así que mucho lo fui descubriendo por mi cuenta y siempre tuve la inquietud de llevarla al cine. Nunca pensé que esta fuera mi tercera película. Tenía miedo de una producción así de grande y compleja, pero Monika [Revilla] me convenció”.

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Un abanico de masculinidades

El baile de los 41 busca darle un giro a esa versión oficial mediante una perspectiva más humana e inclusiva. “El Baile de los 41 fue la primera mediatización de la homosexualidad en México. Por primera vez, los medios hablaron sobre la homosexualidad. Es importante rescatar ese momento porque se trata de un episodio que permanece vigente entre la comunidad LGBTQ+, pero que también ha sido relegado por la historia oficial”, considera el cineasta.

Con la cinta, el también ganador de cinco Premios Ariel gracias a su película Las Elegidas (2016), con la que compitió en el Festival Internacional de Cine de Cannes, buscaba dos objetivos principales: “visibilizar el amplio abanico de las distintas masculinidades y poder generar diálogos”, pues acorde a él, “Nuestro pensamiento sobre la homosexualidad no dista mucho del que teníamos en 1901, ya que aún hay poca visibilidad de la comunidad LGBTQ+”.

Por ello, para Pablos era fundamental que el grupo de los 41 estuviera integrado por actores que, lejos de la experiencia previa, conocieran la experiencia de ser homosexual en México antes que nada: “No era un requisito directamente; lo esencial era que les interesara, pero quería mostrar una diversidad de oficios, de personalidades y energías que desarrollan una fraternidad muy especial. El resultado es este equipo que me tiene francamente enamorado y que son parte esencial de la película”.

 

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Para ser lo más leal posible a esa diversidad, la directora de casting, Paty Ortiz acudió directamente a fiestas y eventos LGBTQ+, mientras que otros fueron contactados a través de redes sociales. No obstante, David Pablos explica que uno de los mayores retos fue conseguir el financiamiento para la producción precisamente por la temática de un romance entre dos hombres, lo cual explica por qué la cartelera nacional carece de otras cintas como El baile de los 41 y una de las posibles razones por la cual ha generado tal expectativa.

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Quién fue Ignacio de la Torre y Mier

Basada en hechos reales, es a través de extractos de la vida del empresario Ignacio de la Torre y Mier que el público conoce al grupo de los 41. Nunca se ha confirmado oficialmente, pero la leyenda de esta redada es que Torre y Mier, quien se convirtió en el yerno de Porfirio Díaz al unirse con su hija predilecta, Amada Diaz, era el hombre número 42; sin embargo, por su conexión con el entonces presidente de México, fue liberado inmediatamente y su detención nunca quedó registrada.

Pablos precisa que desde el primer momento en que la cinta fue cobrando forma y pese a no haber trabajado con él previamente, imaginó a Alfonso Herrera como su protagonista. El actor, por su parte, declara que lo convenció de sumarse al proyecto fue el poco conocimiento y la ridiculización en torno al suceso: “Teníamos una oportunidad muy importante para presentar algo que significara o por lo menos presentara una imagen más detallada y humana de lo que pudo haber sido”.

Así, la primera etapa de la construcción del personaje principal de El baile de los 41 fue una de mucha preparación, con cientos de rigurosas lecturas por parte tanto del director como de Herrera y sus coprotagonistas Emiliano Zurita y Mabel Cadena. “Entre los cuatro nos compartíamos constantemente información sobre nuestros personajes y un aspecto que me ayudó mucho a desarrollar al personaje de Ignacio fue esta frase del libro de Carlos Tello Díaz, El exilio: un relato de familia” en el que su cuñada lo describe como alguien que se creía un príncipe y es que eso era lo que él pensaba que era; esas eran sus ambiciones políticas”, precisa el actor.

Pablos, por su parte, agrega que se trabajó directamente con Tello Díaz, quien es el tataranieto de Porfirio Díaz, así como con un equipo de historiadores liderado por Luis de Pablo Hammeken y que contaba con nombre como Ricardo Orozco que ha dedicado su vida entera a estudiar la historia del expresidente.

Aunado a esto, los tres actores principales tuvieron que tomar también clases de bádminton, piano, cabalgata y vals: “Fue un muy proceso muy divertido, enriquecedor y único”, expresa Herrera y añade que lo volvería a hacer con todo y las sesiones de bádminton que fueron uno de sus mayores retos, como confiesa entre risas: “Hay toda una técnica y posiciones necesarias que yo desconocía por completo”.

La minuciosa investigación y preparación del metraje no significa que sea un documental histórico, sino más bien una ficción basada en lo que se sabe de este grupo y su represalia: “Cuando entramos en la escritura del guión me quedó muy claro qué había que tomarnos licencias por qué hay muchos huecos alrededor de esta historia; son más las cosas que no se saben de las que sí y a mí me quedó muy claro que esta iba a ser mi versión de El baile de los 41”, señala el director, quien además puntualiza que después de toda la preparación documental no fue en vano, pues cuando había posibilidad de desarrollar un personaje, esta información era clave, como el ejemplo que comentó Herrera.

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La sociedad el villano de El baile de los 41

“Mi intención es recabar esta anécdota del baile desde otro ángulo, completamente opuesto al de la prensa de aquella época, que lo relató desde una perspectiva deshumanizada”, detalla el director y añade “Creo que en el cine mexicano hace falta contar historias de la comunidad LGBTQ+ desde una arista compleja y lejos de la caricatura o el cliché. Esa es una de las razones principales para hacer esta película”.

Es por ello que este filme continúa la tradición de su trabajo previo en Las Elegidas y La vida después, al aprovechar la intimidad para crear un “retrato humano” que, como el propio Pablos y Herrera concuerdan “no es tan diferente del episodio porfiriano, pues aún queda un largo camino por delante˝.

Para conseguirlo, David Pablos hace un particular uso de la cámara en mano, los acercamientos, la steadycam y el dolly, entre otros recursos, que hacen de la cámara “un personaje más en la historia”, como narra él mismo, consiguiendo no solo un largometraje mucho más ágil que sus dos proyectos previos —acorde a su propia consideración—, sino también que sumerge al espectador a la época y vida de los personajes en cuestión, bajo un lente que no pretende juzgar ni tomar partido.

“Lo que quería mostrar en El baile de los 41 era una historia de amor entre dos hombres; romper con los estereotipos y en su lugar presentar a personajes de carne hueso. Esa es la esencia de la película” desarrolla el cineasta, aunque esto no significa la absolución de ninguno de ellos: “De la Torre no es personaje intachable y correcto; al contrario tanto él como su esposa son víctimas y victimarios. Son personajes complejos y la verdadera antagonista de esta historia es la sociedad que juzga, llena de prejuicios y rechazo”.

En palabras de su protagonista: “Esta película no trata de reivindicar la imagen de Ignacio de la Torre y Mier sino que intenta dibujar al político y empresario ambicioso que él era; alguien que estaba tratando de zarpazo sólidos en la política mexicana y acrecentar un poco su fortuna”

“En esta película no solo se vislumbra la homofobia, también el racismo y el clasismo, los cuales siguen perpetuándose en nuestro país. No podemos pretender que seremos una mejor sociedad si no defendemos y garantizamos los derechos de todas las personas”, agrega Herrera, mientras que su director concluye: “Mi mayor deseo es que al evidenciar esto el filme incite a la reflexión y al diálogo”.

 

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El baile de los 41 es parte de la selección oficial del Festival de Cine de Morelia (FICM) 2020 y llegará a cines el 19 de noviembre. Si no puedes esperar, también formará parte de la función inaugural del Festival MIX 2020. Acá te contamos todos los detalles.

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