Charlamos con la escritora Fernanda Melchor acerca de su más reciente novela, Páradais, en la que explora una mirada sobre la adolescencia.
Volver a la adolescencia, detenerse ahí, justo dentro de esa etapa de violencia contenida, irritación y malestar, donde las emociones revientan en sexualidad y azoro, en furia y desasosiego.
Narrar, entonces, la rutina desde la mirada de un joven, con todas las adversidades e injusticias, es lo que ocurre en Páradais (Random House, 2021), la nueva novela de Fernanda Melchor (Veracruz, 1982).
Franco y Polo son los dos protagonistas de esta obra, donde también converge el feminicidio, la desigualdad social y el nacimiento de la violencia, todo con el telón de fondo de Páradais, un fraccionamiento de nuevos ricos en Veracruz, sitio el que Marián será el detonador de la furia y obsesión sexual de ambos jóvenes.
“Lo que intentaba en Páradais era hablar de la adolescencia, este momento donde aparecen los primeros conflictos existenciales, donde todo parece derrumbarse y todavía no hay certezas del futuro, es una etapa atemorizante, y me gusta escribir sobre personajes adolescentes, pues me permiten hablar de cosas que me importan.
Ellos son un juego de opuestos: Franco es rubio y gordo; Polo es flaco y moreno. Ambos han tenido experiencias vitales distintas y se odian, se desprecian.
Son dos caras de una misma moneda, emanaciones; son, como decía Bajtin, sombras salidas de las noches de nuestros días, y en cierta medida es así”, afirma la autora.
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Después del éxito de Temporada de huracanes, la escritora vuelve a las librerías con esta novela, donde pretende distanciarse de aquélla, trazar una anécdota que devenga en intriga, en violencia, ahora en un espacio cerrado, contenido, como es el fraccionamiento donde vive esta triada: Franco, Polo y Marián.
“Siempre me ha interesado abordar la idea de por qué alguien termina cometiendo un crimen, qué es lo que pasa al interior de esas personas, qué los mueve a tomar decisiones o si sólo es una acumulación de tensión que al final explota, en una acción que se convierte en inevitable, compulsiva.
“Siempre me ha gustado reflexionar sobre qué es lo que pasa dentro de la mente de alguien así, y estos personajes vienen a representar esta situación, esta violencia latente, que potencialmente nos puede convertir a todos en criminales”.
Parádais es un intento por interrogarme acerca de las posibilidades de violencia que tenemos dentro de nosotros y cómo estas a veces desembocan en situaciones horribles, aunque en el mayor de los casos no es así. La mayor parte de nosotros vivimos vidas normales y lejos de ejercer una violencia y no terminamos como Franco y Polo”.
Debido a que esta obra es breve, pues consta de 97 páginas, la contundencia de sus expresiones debe ser exacta. Frases cortas, pero hondas, descriptivas, sin caer en el exceso pintoresco. El lenguaje, caso oral, es una de las máximas virtudes de este libro.
“Yo necesitaba una voz precisa, pues es una novela corta. Entonces, no hay mucho espacio para desarrollar, todo debía ser muy breve y contundente, tenía que dar brochazos muy seguros, pero al mismo tiempo, lo más abarcadores posibles.
“Hay escritores que piensan que el lenguaje sólo es un vehículo para contar anécdotas y hay otros autores que piensan que el lenguaje es el fin de la escritura. A mí me gusta utilizarlo de las dos maneras. Mis novelas son obras en las que se ejerce el uso del lenguaje, pero que difícilmente podríamos decir que es el único protagonista”, reconoce Melchor.
A primera vista, esta obra tendría un eco de “Temporada de huracanes”. Se ponen en juego elementos comunes, pistas que llevan a tender la poética de su autora. El rencor vivo, encerrado en este caso, es una de las búsquedas de Fernanda Melchor.
Si Polo es un testigo, Franco es una motivación, y Marián un objetivo.
“La novela se vuelve un hoyo negro, insaciable, que consume material, incluso sin que una se dé cuenta. De alguna manera quería romper esta idea que se llevaron los lectores al leer Temporada de huracanes de hacer un paralelismo entre violencia y pobreza, pues no era lo que yo quería expresar.
“Realmente, para mí La matosa, de Temporada de huracanes, es como una metáfora de la pobreza espiritual llevada al extremo. Ahora pensé en hacer una novela que ocurriera en un ambiente distinto, de ahí nació el fraccionamiento Páradais”.
Fernanda Melchor se ha convertido en un referente de la literatura en nuestro idioma y continente. Al cuestionar a la autora sobre la obra escrita por mujeres, reconoce que es potente.
“Me interesa mucho lo que está haciendo Mariana Enríquez, quien está renovando un género, que tradicionalmente tampoco se consideraba muy literario, que es el del horror.
“Me encanta lo que hace Nona Fernández, esta mezcla de ensayo personal con ficción, con novel histórica, me gusta mucho Space invaders y La dimensión desconocida; me encanta lo que está haciendo Pilar Quintana, a partir de La perra, es arriesgado y crudo.
“Me gusta Selva Almada, quien en una época donde hay más interés de voces de mujeres escribiendo sobre mujeres, ella escribe sobre hombres, un poco como lo que yo hago, pues ambas decidimos escribir sobre masculinidades.
“Ariana Harwicz, a quien admiro muchísimo, lo que ella hace no se parece a nada, es extremadamente literario, políticamente incorrecto. No sé si las mujeres latinoamericanas estamos haciendo lo más arriesgado, pero definitivamente sí hay muchas mujeres que la están rompiendo con libros en español”, concluye Fernanda Melchor.