El turismo accesible se trata de modificar los productos turísticos para que puedan ser disfrutados por cualquier persona con algún tipo de discapacidad.
No se trata únicamente de eliminar algunas barreras físicas, poner rampas o hacer los baños más grandes de manera que quepa una silla de ruedas; se trata de modificar los productos turísticos para que puedan ser disfrutados por cualquier persona con algún tipo de discapacidad física. Eso quiere decir que la accesibilidad sólo existe en tanto el entorno y los servicios turísticos puedan ser utilizados de manera segura y autónoma por cualquier persona que tenga limitación en alguno de sus sentidos o capacidades; además, cada parte del viaje debe significar una experiencia placentera e incluyente.
Aunque la Organización Mundial del Turismo (OMT) sugiere que se ha visto un cambio significativo en las promociones de los estados afiliados, también sucedió que la exclusión se volvió un factor común en la creación de atractivos. Con base en eso se dedujo que el futuro del turismo accesible –y el reto para los prestadores de servicios– no es que cada vez existan más atracciones “especiales”, es que se logren adaptar los entornos de manera que las actividades de ocio y las vacaciones puedan ser disfrutadas por igual y en el mismo espacio, es decir, que sean incluyentes para todos los viajeros sin importar sus condiciones físicas.
De acuerdo a la Red Europea de Turismo Accesible hay cinco factores clave de la hospitalidad para que ésta se vuelva adecuada para todo tipo de viajero:
Del lado opuesto, las deficiencias que más reportan los viajeros con discapacidades son:
La accesibilidad es un derecho exigible según la Organización Mundial de las Naciones Unidas, eso significa que no se puede negar ni limitar el acceso de personas con discapacidad a ningún restaurante, hotel y atracción en tanto no se ponga en riesgo la integridad del sujeto en cuestión.