La circuncisión es un proceso quirúrgico que muchos hombres llevan en su pene pero ¿Qué tan mala o buena es? Te resolvemos todas tus dudas…
3 de cada 10 hombres del planeta tienen circuncisión, aquella cirugía por la cual es removida “la capuchita” del pene (aquella piel que recubre al glande). Muchos mitos se originan en torno a este tema y hoy te contamos la realidad de muchos de ellos:
Si bien por lo general es así, la circuncisión puede realizarse en bebés, niños, adultos y hasta ancianos. Aunque se hace por fines de higiene, estética y religiosos, muchas veces es una cirugía necesaria cuando el hombre llega a tener problemas con su pene, es decir, al sufrir erección quede demasiada estirada la piel causando molestia, cuando la retracción del prepucio es complicada y dolorosa causando problemas de higiene, etc.
FALSO, la sensibilidad del pene la tenemos en el glande. Hay personas que -con o sin circuncisión– tienen hipersensibilidad en el glande (la cabeza del pene), lo que en vez de causar placer, convierte las relaciones sexuales en situaciones incómodas ya que los roces dan “cosquillas”. Pero retomando el tema: NO SIENTE MÁS EL QUE TIENE PREPUCIO QUE EL QUE NO.
La única forma comprobada en la que se previene una enfermedad de transmisión sexual (y no todas) es USANDO CONDÓN, tengas o no tengas prepucio. SÍ, es verdad que al no tener ese cuerito tienes un 50% menos de probabilidad de contraer VIH y virus del papiloma, pero no es una garantía. Es un juego de azar muy peligroso. No te fíes de esto y siempre, SIEMPRE protégete y protege a tu pareja sexual.
El no tener prepucio previene la acumulación de esmegma, aquel cebo que surge debajo del mismo cuando no se tiene una higiene adecuada. Tener circuncisión previene en parte el Cáncer de pene debido a que el área se encuentra mucho más ventilada y limpia, sin embargo, mientras haya la retracción adecuada y se pueda limpiar la zona, no hay problema alguno.
Las personas con fimosis severa necesitarán realizarse la circuncisión en algún momento de su vida de preferencia.
Nos referimos a un pene con FIMOSIS a aquel que tiene un prepucio que no desciende correctamente y no permite la exposición del glande en su totalidad. Por lo mismo, es muy común la formación de esmegma, acumulación de orina y la estimulación de las glándulas de Tyson. En algunas personas, estas últimas son más notorias y se refiere a aquellas “bolitas blancas” que parecen barritos que rodean la corona del glande. A pesar de ser normales, a muchos hombres les provoca inseguridad y vergüenza ya que no son “estéticamente” bonitas.
En casos muy severos, el “cuerito” limita la erección en su totalidad ya que el espacio que ofrece la piel para que el pene se estire es menor que su tamaño total. Esto se vuelve doloroso e incómodo y la circuncisión se vuelve necesaria.
Cuando recién nace un niño, el proceso es mucho menos doloroso y peligroso ya que no sabe exactamente qué es lo que está pasando, no hay conciencia y eso genera que no existan recuerdos posteriores. Sin embargo, si lo haces ya de adulto la cosa cambia…
Un profesional certificado como cirujano urólogo es el único que lo debe hacer ya que por cualquier situación que se presente, debe ser atendida por un “especialista del pene”. Con el cuidado adecuado y la medicación necesaria, la complicación no debe de ser mayor, aún si llega a existir una erección.
La diferencia es que ¡Ahora sí recordarás tu recuperación y no lo podrás usar para tener relaciones un ratito!
No tiene nada de malo el tenerla o no. Mientras el pene pueda cumplir su función y la piel de el espacio suficiente para tener retracción correcta y así higienizarlo bien todo está en orden.
Consejo: Si te harán la circuncisión ya en edad adulta, pide al doctor que deje piel suficiente para poder tener movilidad en el tronco del pene ya que si no, puede generar curvaturas y que el movimiento de la piel en el área sea muy limitado, es decir, va a quedar “estirado”.