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Reciclaje de aluminio, riqueza de hojalata

El reciclaje de aluminio es un área fértil incluso aunque todavía no exista una cultura real para su aprovechamiento y reutilizamiento.

Escrito por:Revista Open

Hay un residuo sólido que con frecuencia llega a los cestos de basura en las ciudades mexicanas, y aunque aún no existe una cultura real para su aprovechamiento, el reciclaje de aluminio es un área fértil.

Por Martín Ángeles

Lo usamos a diario, a veces sin darnos cuenta. El aluminio está en los rines de un auto deportivo, al destapar una lata de cerveza, en las estructuras de algunas casas e incluso en la envoltura de la boca de una botella de vino. El mundo prácticamente está cubierto por el metal más ligero que existe, sus condiciones de maleabilidad lo convierten en el más adecuado para su comercialización y reciclaje. Como sea, en México aún no se consolida una industria que, en otros países, es una de las mayores productoras de dinero.

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Si nuestro país es el máximo consumidor de refresco a nivel mundial (163 litros por persona al año), y el mayor consumidor de cervezas de nuestro continente (62 litros por persona anualmente), parece lógico que también arroje una buena cantidad de latas de hojalata. Y así es: en consecuencia, el país entero manda a la basura aproximadamente 20 millones de latas a diario.

Las características que lo han vuelto un producto tan común son su ligereza, maleabilidad y su alta resistencia a la corrosión. Con este material se fabrican latas de cerveza y refresco, corcholatas, pasadores para el cabello, alfileres, grapas, alambre, trastos y equipo médico. La lista es interminable y a pesar de todo la industria para reciclar aluminio aún resulta ser muy joven.

Según la Asociación Nacional de la Industria del Plástico (Anipac), en 2011 sólo en la Ciudad de México se produjeron 14 millones 209 mil toneladas de residuos sólidos. De ellos, se reciclaron únicamente 693 mil toneladas de aluminio. Es una cifra muy pequeña en realidad, pero representa también un atractivo negocio donde invertir. En nuestro país, de acuerdo con datos de ExpoRecicla 2012, se generan unas 37.1 millones de toneladas anuales de residuos sólidos (plásticos, papel y metales).

El reino del aluminio

A pocos les agrada trabajar con basura; pero Europa, por ejemplo, no sólo es el mayor productor de aluminio en todo el mundo, también ha desarrollado un aplastante grupo industrial dedicado al reciclaje de ese metal. En España, el sector se ha enfocado no sólo en la producción de latas y otros artículos comunes, también ha garantizado el abastecimiento de cápsulas, capuchones o ‘cierres’ como dicen ellos. Se trata de esa cubierta de aluminio que va sobre la boca de una botella de vino; simplemente en ese país, se produjeron 4 mil millones de unidades en 2011.

De acuerdo con la Asociación para el Reciclado de Productos de Aluminio (Arpal), que tiene sede en Madrid, en ese país se reciclan 17 mil toneladas de latas. Ese número representan el 36% de los envases de aluminio que circulan en su mercado.

Con esas cifras jugosas, la Arpal ha propuesto desarrollar un esquema redondo que permita ejecutar una recuperación efectiva del material a reciclar. Ellos pretenden cerrar el ciclo comercial existente en que el fabricante vende al proveedor de bebidas y éste a su vez al consumidor final. Entonces, su idea es que el consumidor revende su lata vacía al proveedor y él al productor, un círculo que luce perfecto y, en apariencia, todos ganan, incluso la salud ambiental del planeta.

El reciclaje de aluminio en México

Fabricar productos de aluminio a partir del reciclaje requiere el 90% menos de energía que la necesaria para conseguirlos a partir del mineral. México no tiene la infraestructura necesaria para procesar el aluminio en desecho, a pesar de que es muy barato.

Hasta ahora, en nuestro país la industria del manejo de residuos sólidos da empleo a cerca de 450 mil personas, sin embargo, se puede llegar más lejos. Según expone el estudio “Economía informal: Evolución reciente y perspectivas” elaborado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, podría generar 4.2 millones de empleos formales.

El mayor problema es que sólo en la capital del país se ha empezado a trabajar en la separación de residuos y con resultados poco notorios. La mayoría de la población en el país no tiene siquiera la cultura de depositar la basura en depósitos, mucho menos de separarla. Ahí es donde hace falta inducir en los habitantes a la idea de que puede representar no sólo un negocio, sino una salida a los problemas con los desechos que todo el país enfrenta y de paso obtener unas monedas a cambio.

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