A través del proyecto de emprendedores mexicanos se han desarrollado diferentes sistemas de captación de agua de lluvia, brindando acceso al vital líquido en diferentes zonas con escasez. Con ello logró que los ciudadanos reconecten con su entorno, “achicando” las distancias y apreciando su lugar en la urbe.
La CDMX se encuentra entre las 10 ciudades del mundo con mayor peligro de quedarse sin agua en la próxima década. Según estudios como el de la asociación ambientalista sin fines de lucro The Nature Conservancy, actualmente sólo el 11% del agua de lluvia regresa al manto acuífero; el resto se evapora o termina en el drenaje, mezclada con aguas negras y quedando totalmente desaprovechada.
UN AUTO ELECTRICO 100% MEXICANO
Fuente: Instagram Isla Urbana
El mexicano Enrique Lomnitz buscaba sacar menos agua del acuífero “porque nos lo estamos acabando y si eso sucede los afectados seremos todos”, así fue como decidió crear Isla Urbana, un proyecto que está por cumplir una década de existencia y que busca implementar la captación de agua de lluvia como una solución ante el desabasto del líquido.
La cantidad de agua de lluvia que cae anualmente en el Valle de México es cinco veces mayor a la cantidad que se utiliza, entonces es una crisis absurda que además afecta la salud, pues los mantos están quedando vacíos y en medida que extraes agua de zonas más profundas, la cantidad de contaminantes es mayor. De ahí que metales pesados como arsénico y flúor estén apareciendo en pozos del oriente de la Ciudad de México.
También buscan hacer conciencia sobre el consumo y reutilización del recurso:
“En un par de generaciones hemos vaciado acuíferos que tardaron miles de años en formarse y nuestra meta es que todos hagamos un uso más racional. No tiene sentido estar bombeando agua desde Valle de Bravo y tirando al drenaje la que cae naturalmente. Ésa es la crisis de la Ciudad de México, se nos está acabando el agua y a la vez la estamos desperdiciando, sufrimos escasez y a la vez nos inundamos. Vivimos en una lógica ilógica donde compramos pipas y garrafones durante los aguaceros, lo cual es una catástrofe si pensamos que somos una ciudad de 22 millones de personas que está dirigiéndose al colapso”.
Para evitar que esto suceda, han desarrollado varios modelos de captación, al mismo tiempo que ofrecen capacitación y charlas sobre aprovechamiento en diferentes puntos de la ciudad. “Cuando decidimos llevar este proyecto a la práctica e instalamos un primer prototipo, nos dedicamos a construir toda una red y, aunque no ha sido fácil, actualmente tenemos colonias completas en CDMX que tienen agua gracias a este sistema”.
Ahora el reto es cambiar la forma en que todos concebimos el proceso del agua. “Siempre nos dijeron que la sacas, la usas y la tiras, por eso todos nuestros ríos se convirtieron en drenajes cuando podrían ser fuente de agua si los tuviéramos limpios. La pérdida de áreas verdes también impide que se recargue el acuífero, entonces son muchos problemas juntos y afortunadamente somos muchos los que estamos tratando de proponer soluciones. No se trata sólo de decir que el gobierno debería arreglarlo, también debemos actuar colectivamente”.
Con sólo 22 años, Enrique idea el proyecto y comienza a diseñar los sistemas de captación junto a Renata Fenton, mientras ambos estudian diseño industrial.
Instalan el primer prototipo de captación de agua de lluvia en una colonia del Ajusco. Este dispositivo sigue en funcionamiento.
Hasta ahora, llevan cerca de 9,000 dispositivos instalados en México, principalmente en las alcaldías Tlalpan y Xochimilco, así como en 18 estados de la República.