La difícil vida de un niño transgénero
Existir no es fácil. A eso, súmale estar encerrado en un cuerpo que no te corresponde. Ahora, de niño y sin apoyo de los padres, la cosa es más difícil…
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS TRANS NO APARECEN EN LOS CUENTOS. SUS PADRES NO LOS ESPERAN, Y SE PREOCUPAN PRIMERO POR EL IMPACTO EN SU CÍRCULO SOCIAL ANTES QUE DARLES EL LUGAR QUE MERECEN.
TEXTO POR: Psic. ERICK ROSALES, Mtro. en Terapia Familiar Sistémica (erickroba)
“Si están leyendo esto, significa que cometí suicidio … me siento una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y así me he sentido desde que tenía 4 años. Cuando tenía 14 entendí lo que significaba ser transgénero … le dije a mi mamá y ella reaccionó de forma extremadamente negativa, diciéndome que sólo era una fase, que nunca sería una niña de verdad, que Dios no comete errores, que estaba mal. Si están leyendo esto, padres, por favor no les digan eso a sus niños. Así sean cristianos … Eso no logrará nada más que ellos se odien a sí mismos”
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Son fragmentos de la carta suicida que dejó un joven transgénero de 17 años en la que culpa a sus padres cristianos. Es verdad que los adolescentes heterosexuales también se suicidan, pero ¿sabías que en América Latina el promedio de vida de una persona trans es de 35 años? A causa de los crímenes de odio, los matan. Además, la elevada tasa de suicidios en esta población. Y no es de sorprender, si los mismos padres, quienes son la figura más importante de un niño, son los primeros en mostrarles su inconformidad, en desacreditar sus sentimientos. Son los primeros en demostrarles que nacieron en un mundo que no sabe amar por igual.
Ahora está súper de moda el gender reveal party, en el que los futuros padres junto con amigos se enteran del sexo del bebé. Después de esto están listos para comprar ropa y accesorios de niña o de niño asumiendo que la identidad de género será la misma que la del sexo biológico. Imagina su impacto cuando ese bebé al poco tiempo demuestre que es transgénero. Casos en que el niño/niña muestra rechazo a lo femenino o masculino desde muy pequeños.
“Mi nombre de la infancia es Jéssica Castañeda Domínguez… era niña, pero sabía que no pertenecía a Jéssica, o sea, yo siempre debí haber sido Alejandro” … comenta un joven de cuerpo atlético, pelo corto y todo su comportamiento es el de un hombre. “Está muerta, yo no siento como que quiera volver atrás, Jéssica es otra persona, yo y ella no tenemos nada en común” Jugaba con los carritos, le gustaba ir con su papá a arreglar el carro y le molestaban las actividades como irse a pintar las uñas.
¿Cómo lo tomó su mamá? “yo le compraba sus vestiditos, le hacía sus moñitos y como a los 3 años empezó a enojarse si la peinaba y le hacía sus colitas… de los 7 años para arriba fue que empecé a notar el cambio en él, estaba muy sola, no le gustaba compartir mucho… fuera de eso, solo le vi que ella ahorró para comprarse su CD de t.A.T.u.” (dueto de rusas que, aunque no eran transgénero, se mostraban como pareja lesbiana) comenta la mamá en entrevista a una televisora.
Cuando cumplió 12 años, Alejandro le dijo a su mamá que se sentía hombre y así era feliz. “fue un dolor para mí, yo no lo acepté, le dije que no lo aceptaba … difícil para mí” contó la madre.
“cuando yo le dije que yo me iba a volver hombre, ella me dijo que no le vuelva a hablar. Yo iba a ir el 24 de diciembre y mi mamá me dijo ¡ni vengas!” el papá también le rechazó. Le sacaron del colegio y trataron de obligarle a ser mujer. Jéssica empezó a autolesionarse y a deprimirse, como les ocurren a muchas otras personas transgénero.
Si no tienes muy claro lo que es, transgénero son las personas que se identifican con el género opuesto al de su sexo biológico, por ejemplo: quien tiene genitales de hombre, pero desde temprana infancia se identifica con el género “mujer”, le gusta jugar con niñas y en ocasiones se preguntan cuándo es que se convertirán en niñas. De igual forma, ocurre con quien biológicamente nace mujer, pero se identifica con el de hombre. Estas personas pudiesen llegar a ser transexuales, es decir, su transición de cambio llega hasta el someterse a cirugías para lograr asemejarse lo más que puedan al otro género. Cambian sus genitales. Pero esta identidad de género no necesariamente va acompañada de la orientación sexual, por ejemplo: un sujeto que nació biológicamente hombre pero que se identificó con el género mujer puede que le gusten las mujeres, no necesariamente los hombres.
A los niños(as) trans se les suele violar sus derechos fundamentales como el del libre derecho al desarrollo de la personalidad o el derecho a la dignidad. Los progenitores están preocupados por lo que sus amigos, sus compañeros del trabajo o sus familias pensarán. ¡Cuando ellos son los primeros que deben otorgar el amor y apoyo a su hijo(a)! Para un niño lo más importante en el mundo es el amor de sus padres. No olvidemos que son personas, seres humanos que también tienen ilusiones, que también sienten tristeza cuando nadie los quiere, cuando los más cercanos los rechazan.
La desinformación es un factor que contribuye a dicho rechazo, porque la gente al escuchar la palabra transgénero suele imaginar que será una imitadora de Thalía en un bar. Y es que muchos lo hacían, porque antes no había muchos más lugares para ellos. Era eso o nada. No insinúo que sea una mala actividad, pero es que como cualquier persona debería tener las mismas oportunidades, considerarle igual cuando compiten por un puesto en el área de medicina, abogacía o cualquier otra profesión. Pero todavía muchas series y novelas insisten en que su lugar es en el salón de belleza o en un bar de imitadoras, piénsalo, ejemplo reciente en “la casa de las flores”. Como sociedad no les abrimos las puertas como a cualquier otra persona. Y el que el segregarles de adultos contribuye a que los padres de un niño o niña transgénero sienta temor. Contribuye a que piense que es algo negativo.
Los papás al enterarse que su hijo(a) es transgénero, deberán vivir un duelo en el que acepten que su pequeño(a) no será como le imaginaron, y si no lo logran, le condenarán al dolor.
La familia, biparental, monoparental o cualquiera de sus tipos, es el sistema en que los niños pueden desarrollarse con seguridad y amor, es un grupo de personas que se ayuda mutuamente a sobrevivir. Por eso es tan violento el que dichas personas no le quieran.
¿No deberíamos hacer algo para que haya cada vez más personas que acepten que el género no es binario? Ni siquiera el sexo biológico es tan definido como suele creerse. El 1.5 de la población mundial nace siendo intersexual, esto es que es imposible definir el sexo como de mujer u hombre, aun así, se les somete a cirugías para hacerle parecer a uno de los dos y se ha visto que al menos la mitad de ellos al crecer, no se siente identificado con el sexo y género que les escogieron de bebés. Muchos quieren la identidad de intersexual, ni siquiera de hombre o mujer. Por estas injusticias, en Alemania ya se trabaja para que se les reconozca como un tercer género.
Posiblemente los padres son de las figuras más determinantes en la felicidad de un niño transgénero, sin embargo, no podemos culparlos de forma separada a la sociedad. Porque esos padres viven con los valores que promovemos, las reglas a las que sometemos y que les afectan directa o indirectamente. Pero, si vas a ser padre, ¿no deberías tener madurez para aceptar las nuevas normalidades? Es que acaso ¿puedes darte el lujo de traer al mundo hijos y después tratarles como mercancía defectuosa que compraste en línea? Quizá deseando poderlos regresar a la tienda. Pero no es necesarios preocuparse, porque si ellos no les quitan la vida de forma física a su hijo(a), quizá lo hacen de forma psicológica, los condenan a la infelicidad, los empujan al suicidio. Mientras otros educan hijos para que sean quienes con odio los asesinen y así “limpien” la sociedad.
De acuerdo a un estudio publicado en diciembre 2018, de una muestra representativa de jóvenes de todo E.U. que cursaban la prepa (entre 14 y 18 años de edad) y que pertenecían a minorías sexuales, 34.9% planeaba suicidarse y el 24.9% ya lo había intentado el año anterior.
En México durante el 2016, tan sólo en un mes fueron asesinadas 10 personas trans. En Veracruz una fue torturada y luego asfixiada, en Chiapas otra fue atacada con arma blanca, en Tijuana una más fue torturada y asesinada. En EDOMEX una más fue descalabrada con una piedra y la prensa la llamó “una vestida”; también en Puebla, CDMX, Cancún, Acapulco, Guanajuato y Chihuahua se registraron más homicidios por odio con armas de fuego en ese mismo periodo.
¿Cuáles acciones deberíamos hacer o dejar de hacer para contribuir a la aceptación de todas las personas? Y si no, ¿cómo compartir el mismo espacio sin terminar matándonos los unos a los otros? Porque la sociedad es diversa, aunque algunos sean más diferentes que otros.
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