La mano negra de Dios
Nuestra edición de diciembre se despide de Maradona con esta carta editorial
Escribo el día que murió Maradona. Reflexiono: el periodismo tiene una singular relación con la muerte.
Un profesor de Géneros Periodísticos en la Universidad solía repetir una sentencia ilustrativa: “Los muertos y el dinero van primero”. Era una lección para que aprendiéramos a redactar informaciones. Si en el hecho alguien había perdido la vida o estaban involucradas grandes cantidades de dinero, esa debía ser la “entrada” de la nota.
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Los que alguna vez trabajamos en la redacción de un periódico, sobre todo en los tiempos pretéritos a Internet, sabemos que la muerte tenía la última palabra cuando se decidía la portada del día siguiente.
Uno podía haber revelado el gran escándalo político o de farándula, entrevistado a la campeona olímpica de gimnasia o acariciado el cielo de la narrativa con alguna crónica literaria, pero si dos minutos antes de medianoche (Iron Maiden dixit), trascendía el fallecimiento de algún personaje de importancia planetaria, nuestro trabajo se iba a la mierda.
La muerte de una celebridad, ya fuera una estrella de cine, un lideresa social o un dictador, reclamaba su sitio en “la princesa”, lo que en el argot periodístico significaba “la principal”.
Supe de un compañero que a punto de salir de trabajar, se regresó a hacer una llamada telefónica (aún no existía el celular) y justo en ese momento, murió una famosísima estrella de cine. El resultado: tres días sin dormir cubriendo el velorio, traslado del cuerpo y sepultura, además del homenaje en Bellas Artes.
La muerte de un personaje importante cambiaba decisiones editoriales, martirizaba periodistas que aún sin la bendita herramienta del social media, se valían de sus contactos para averiguar detalles respecto a las causas y consecuencias de lo que los más jóvenes definen como “la morición” de un líder de opinión. Un influencer, pues.
Pero, paradójicamente, el fenecimiento de un personaje también salvaba vidas. Si no había noticia importante, podía uno desplegar páginas y páginas con semblanzas, recuentos y hasta “top tens” acerca de su vida y obra. Lo sé porque me tocó preparar la de varias famosas y famosos. Escribíamos en bruto la crónica de su muerte (no) anunciada. Dejábamos sólo en blanco la fecha en espera de ser llenada. Nos decíamos “los zopilotes” de la redacción.
Maradona murió esta mañana dejando tras de sí un río incontenible de contenidos. Algo que hace diez años no existía, los memes, nos recuerdan que en México podremos tener más de 100,000 caídos por una pandemia mal enfrentada, pero seguimos encontrando razones para reírnos de la muerte.
Falleció Maradona. La mano negra de Dios. Porque aquel gol contra Inglaterra fue contra las reglas, ¿no?