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¿Cómo aumentar el empleo y la productividad laboral?

Por: Vanessa Hernández y Karen Dávalos 10 Jun 2020

En estos tiempos de contingencia sanitaria, donde los esquemas laborales tradicionales son ya trastocados por la necesidad del distanciamiento social, se tiene la oportunidad de reflexionar acerca de otros modelos de trabajo que son útiles y benéficos, pero de los cuales no se conoce demasiado. Algunos de estos esquemas son el trabajo a tiempo parcial, el trabajo a distancia y la subcontratación.


¿Cómo aumentar el empleo y la productividad laboral?
FUENTE: IMAGEN DE STARTUPSTOCKPHOTOS EN PIXABAY

En muchos países se utiliza este esquema de trabajo flexible, principalmente porque es una forma de aumentar el empleo, se beneficia el ingreso y los derechos de los trabajadores, así como fomentar la productividad de las empresas e impulsar el desarrollo de la economía.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) registra, por lo menos, 51 naciones que hacen uso de este modelo laboral y que representan el 26.3% de todos los países en el mundo.

Pero, ¿qué es el trabajo a tiempo parcial?

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo a tiempo parcial, como toda actividad laboral del empleado asalariado con una duración inferior a la de los trabajadores a tiempo completo. Es considerado generalmente como trabajar menos de 30 o 35 horas a la semana, en contraste con los trabajadores a tiempo completo que laboran obligatoriamente entre 40 o 48 horas. Esos parámetros de horas dependen de cada país. Diversas investigaciones y estudios internacionales señalan que este esquema aporta múltiples beneficios de carácter económico y social.

¿Cuáles son los beneficios sociales?

Gracias a una jornada de trabajo reducida, los trabajadores a tiempo parcial cuentan con flexibilidad para organizar sus horas de trabajo y equilibrarlas con sus actividades personales. Un horario flexible permite a los trabajadores tener más tiempo para su vida privada, en comparación con el tiempo completo, que les impide administrar su tiempo.

Este tipo de trabajo ayuda especialmente a los sectores más vulnerables de la población, como lo son los jóvenes (pueden estudiar y trabajar al mismo tiempo), las mujeres (pueden integrarse fácilmente al mercado laboral, reduciendo así la brecha de género) y las madres solteras (pueden equilibrar la vida profesional y el cuidado doméstico).

Incluso, un estudio de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo establece que se ve beneficiada la salud de las personas, ya que trabajar largas horas está relacionado con enfermedades del corazón, depresión, ansiedad y disminución de la calidad del sueño.

¿Cuál es el impacto económico?

Los trabajadores son más productivos cuando trabajan menos horas. Así, el impacto económico sustancial del trabajo a tiempo parcial o de jornadas reducidas, es la productividad laboral. Ésta se refiere a lo que se produce en una cierta cantidad de tiempo y al uso de una determinada cantidad de recursos. La productividad depende tanto de la combinación del aporte laboral de los trabajadores como de otros factores utilizados en el proceso de producción.

A nivel país, la productividad se calcula considerando el Producto Interno Bruto (PIB) y dividiéndolo entre la cantidad de horas trabajadas. Por eso, un indicador de la productividad laboral es el PIB generado por hora trabajada.

Países como Australia, Países Bajos, Alemania y Reino Unido, según la OCDE, tienen en común una importante relación entre la disminución de horas de trabajo y altos índices de productividad laboral, gracias a que hacen uso recurrente del trabajo a tiempo parcial.

Y en México, ¿qué pasa con el trabajo a tiempo parcial?

Según la OCDE, nuestro país ocupa el lugar más bajo en productividad laboral y está dentro de los primeros lugares de los países que trabajan más horas. Esto se refleja en que del 2001 al 2018, solamente aumentó en 1 dólar el PIB por hora trabajada. Así se derrumba el mito de que un mayor tiempo de trabajo aumenta la productividad.

Aquí la población ocupada trabajó jornadas de 43 horas por semana durante el cuarto trimestre del 2019, según el INEGI. Sin embargo, siguiendo la definición de la OIT sobre el trabajo a tiempo parcial, existe una categoría en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que indica que el 23.7% de la población ocupada trabajó menos de 35 horas a la semana, sin especificar si se refiere a trabajadores de tiempo parcial.

La Ley Federal de Trabajo (LFT) permite que la jornada laboral se reduzca, siempre y cuando se respeten los derechos laborales del trabajador y se le garantice un salario remunerador, nunca menor al establecido como mínimo por la autoridad laboral. En consecuencia, es legalmente posible que en México se implemente este esquema laboral de jornadas laborales reducidas o parciales.

A manera de conclusión, se puede afirmar que los beneficios sociales y los índices de productividad laboral han incrementado significativamente en diversos países por el uso del trabajo a tiempo parcial, por eso, en los últimos años se ha acentuado su importancia.

Si bien, en México se necesitan mayores regulaciones para este esquema laboral con el fin de que se pueda ampliar su uso, se pueden aprovechar los beneficios que brinda. Para los trabajadores, ofrece más oportunidades de empleo, especialmente para sectores vulnerables (mujeres, jóvenes, personas en búsqueda de su primer empleo, estudiantes, etc.). Para las empresas, ayuda a optimizar los procesos de producción y ofrecer una mayor cantidad de empleos. Para los gobiernos, el esquema contribuye a disminuir la informalidad laboral, y así, aumentar la recaudación fiscal.

*Investigadoras de TallentiaMX

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