6 lecciones de periodismo de los grandes
Este 8 de septiembre se conmemora el Día Internacional del Periodista. La razón es que ese día, pero de 1943, fue ejecutado por los nazis […]
Este 8 de septiembre se conmemora el Día Internacional del Periodista. La razón es que ese día, pero de 1943, fue ejecutado por los nazis el reportero checo Julius Fucik.
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A continuación, 6 lecciones de periodismo que podemos aprender de los reporteros latinoamericanos legendarios.
1.- No aceptes un no por respuesta
En tiempos anteriores a Internet, cuando los correos electrónicos aún no eran ni siquiera un plan, los telegramas representaban una herramienta eficaz para que los reporteros solicitaran una entrevista.
Manuel Mejido fue uno de los periodistas estrellas de Excélsior, que en su libro “El camino de un reportero” cuenta muchas anécdotas acerca de su oficio, pero visto tras bambalinas.
Ahí platica que a sus 23 años, decidió viajar a la Unión Soviética con la idea de entrevistar a Leónidas Ivanovich Sedov, director del proyecto especial soviético que lanzó al espacio el satélite Sputnik, y a Nikita S. Krushchev, jefe del Partido Comunista.
¡136 telegramas, seriados, algunos con ruegos y otros de plano con reclamos, envió Manuel Mejido al líder de la desaparecida U.R.S.S. hasta que Krushchev le concedió la entrevista y lo recibió en su despacho!
2.- Nunca pierdas la capacidad de asombro
Manuel Buendía fue asesinado la noche del 30 de mayo de 1984, cuando salía de su oficina situada en el cruce de Paseo de la Reforma y Avenida Insurgentes.
Llegó a ser uno de los periodistas mexicanos con más influencia en la opinión pública. Su columna “Red Privada”, en la que denunció la infiltración del narcotráfico en la alta política mexicana, fue reproducida por más de 60 diarios mexicanos.
En su libro “Ejercicio periodístico”, escribió: “El periodismo es, indudablemente, una tarea de juventud”.
Dijo que conocía a un joven periodista de 74 años, “que acrecienta todos los días su interés por la vida”.
En cambio, aclaró más adelante, “conozco periodistas con relativamente pocos años como edad cronológica, pero ya con una indignante vejez a cuestas”.
3.- Las mujeres son mejores entrevistadoras que los hombres.
Si de referentes mexicanos del buen periodismo buscamos, Renato Leduc es uno de los principales.
Además de poeta, autor del verso “Sabia virtud de conocer el tiempo” y cronista taurino, fue un puntilloso cronista y un ávido observador. Un reportero en toda la extensión de la palabra.
En el libro “Renato por Leduc”, en el que fue largamente entrevistado por José Ramón Garmabella, puntualizó que las mujeres son mejores entrevistadoras que los hombres.
Los varones, explicó, “no sólo llevan su cuestionario sino que hasta piensan lo que debe responder el entrevistado, así que aparte de inventarle las respuestas, al pobre pendejo lo hacen decir a huevo lo que quiere que diga el entrevistador”.
Las mujeres –concluye– son más fidedignas. A él, añadió, las mejores entrevistas que le habían realizado, fueron firmadas por Cristina Pacheco y Elena Poniatowska.
4.- Las grabadoras están sobrevaloradas
En su discurso “El mejor oficio del mundo”, Gabriel García Márquez le dedicó unas palabras a la grabadora.
Sí, en estos tiempos nadie la utiliza. Pero lo mismo va para los teléfonos inteligentes.
El Premio Nobel de Literatura recomendaba no confiarse a cualquier gadget, incluso antes de que se llamaran así.
Lo pronunció ante la 52a. asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, en Los Ángeles, el 7 de octubre de 1996.
“La grabadora oye pero no escucha, repite –como un loro digital– pero no piensa, es fiel pero no tiene corazón, y a fin de cuentas su versión literal no será tan confiable como la de quien pone atención a las palabras vivas del interlocutor”.
Julio Scherer, otro gran periodista mexicano, escribió su libro “Niños en el crimen” a partir de entrevistas en las que no pudo grabar nada. Sólo tomó notas con lápiz y papel.
5.- Vuélvete un camaleón
Eduardo Téllez Vargas fue lo más similar a Dick Tracy que hayamos tenido. Un reportero de la fuente policiaca fuera de serie, cuyas crónicas de sangre representaban auténticas piezas de la literatura negra mexicana.
Pero entre las aventuras que le contó a José Ramón Garmabella (sí, el mismo que entrevistó a Renato Leduc para su propio libro) en el libro “¡Reportero de policía!”, sobresale la vez que se disfrazó de médico para colarse al fallecimiento de León Trotsky.
Como es sabido, el revolucionario ruso fue víctima de un atentado mientras vivía exiliado en nuestro país, el 20 de agosto de 1940.
Ramón Mercader, un comunista español, se ganó la confianza de la secretaria de Trotsky enamorándola premeditadamente, hasta lograr quedarse a solas con el revolucionario y sorprendiéndolo mientras estaba distraído, le clavó un piolet.
Téllez Vargas fingió que le había dado un infarto en la calle e hizo que llamaran a una ambulancia que lo trasladó al mismo hospital en el que atendían a Trotsky. Una vez adentro, se disfrazó de médico para poder reportear en tiempo real lo que sucedía con el herido.
¡Si hubiera tenido un smartphone con Facebook hubiera podido hacer un Live!
Lo malo fue que lo descubrieron por culpa de su vicio. Se quitó el cubrebocas para fumar en el patio y ahí, el jefe del Servicio Secreto lo reconoció y le pidió que se retirara.
No fumar es un consejo extra que podemos tomar de la anécdota.
6.- Nunca dejes que te digan que preguntar
En su libro “Espejo retrovisor”, Juan Villoro incluye la célebre entrevista que le hizo a Mick Jagger en Inglaterra, a principios de los dosmiles.
Lo mejor que es habla también del contexto en el que sucedió. De las publirrelacionistas de Virgin Music que lo condujeron a la suite del cantante de los Rolling Stones. La desmedida pleitesía y honores que le rinden.
“Con renovada amabilidad, la gente de la compañía Virgin, me recuerda que hay una lista de temas prohibidos”, escribe Villoro.
Lo que no dice, pero después platicó en una conferencia realizada en la Feria del Libro de Guadalajara, es que después de recibir la lista de preguntas prohibidas se la guardó en el bolsillo.
“Como estudié en el Colegio Alemán, estoy muy acostumbrado a obedecer. Entonces, para no caer en la tentación de respetar las prohibiciones, preferí no conocerlas”.
Bien jugado, Juan Villoro.
De él es también una buena frase pronunciada en aquella charla: Los periodistas cada vez están más gordos y los periódicos más flacos”.
Porque en el Día Internacional del Periodista, hay que celebrar a los que aún sale a la calle a buscar la nota.
Periodismo de paz, una forma distinta de informar