El Cuarteto de Nos: cancelen la cancelación
El Cuarteto de Nos presenta su más reciente disco, “Lámina once” este viernes 30 de septiembre y sábado 1 de octubre en el Teatro Metropólitan. […]
El Cuarteto de Nos presenta su más reciente disco, “Lámina once” este viernes 30 de septiembre y sábado 1 de octubre en el Teatro Metropólitan.
Platicamos con el cantante, compositor y guitarrista Roberto Musso acerca de la veces que hizo el test de Rorschach, el final de “Better Call Saul”, el cover que al grupo le hizo Shaun Track y su opinión sobre la cultura de la cancelación.
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En el disco hay varios hilos conductores, pero prevalece la crítica a los coaches de vida, influencers, YouTubers, ¿cuáles fueron tus inspiraciones para escribir?
Fueron varios, creo que la pandemia nos puso en carne viva como sociedad, y si bien estos ya estaban planteados en algunas canciones anteriores del Cuarteto de Nos, me daba la impresión que en esos días de Covid, las luchas de poder y la radicalización exacerbada de posiciones, extinguió las escalas de grises. Sólo quedan dos bandos antagónicos y la autocrítica queda al final.
Lo vimos claramente en la pandemia, que si el culpable había sido el laboratorio chino, el murciélago y miles de cosas más (risas).
Todo lo que tiene que ver también con la hiperestimulación y la cantidad de información con nos ametrallan, las pantallas, YouTube y las redes sociales, todo eso le da sentido que a las canciones en Lámina Once.
Hay un verso de “Flan” donde mencionas: “las cosas son más turbias que los Pollos Hermanos”, ¿viste el final de “Better Call Saul” y si te gustó?
¡No me lo cuentes! Lo estoy viendo con mi esposa, me está esperando para terminarlo. Fui un gran fan de “Breaking Bad” desde que lo pasaban cada semana en Sony. Con mi esposa, lo veíamos como telenovela, me enganchó antes de que fuera famosa.
También me enganché con “Better Call Saul”, me encanta. El personaje de Gustavo Fring y “Los Pollos Hermanos” me parecieron interesantísimos.
“Lámina Once” tiene una canción que se llama “Rorschach”, ¿has hecho el test?
Sí. Me tocó hacerlo cuando estudié Ingeniería en Sistemas y los primeros trabajos que tuve fueron de programador y analista. En varios trabajos me hicieron el test de Rorschach. Creo que los pasé siempre, nunca dije que solo veía manchas (risas), pero conseguí los trabajos.
¿Qué hay detrás de “Frankenstein Posmo”?
A nivel lírico, traza el paralelismo con la criatura del libro de Mary Shelley. Me parece que el Frankenstein de Shelley era igual de solitario que nosotros; en lugar de ser retazos de cuerpo y carne, somos un montón de realidad fragmentada. Por lo menos el personaje que está ahí en la canción se siente igual de solo que el Frankenstein del libro.
¿Quién es el Dr. Hermes de la canción?
En la Fiesta en lo del Dr. Hermes se habla de luchas de poder y de clases, de los que están adentro de la fiesta contra los que no están invitados, pero en realidad no sabemos quién está en el interior o en el exterior.
En cada lugar que voy me preguntan si el Dr. Hermes es determinada figura de determinado país o un acercamiento general con la política. El otro día estaba en un meet and greet, sacándome fotos y llegó un niño, como de unos 8 años y me dice: “Roberto, yo sé quién es el Dr. Hermes, es mi tío que se robó la plata de mi papá (risas)”. Imagínate, hasta los niños.
Cuando escuché la canción, me pareció que te referías a la Masonería…
Hay todo de eso, también habla de los illuminati.
Me parece que “Lámina Once” es un disco pesado, con mucha distorsión.
Sí, es más pesado que los últimos dos. Tiene mucho que ver que Héctor Castillo fue productor de cuatro canciones, un productor que es especialista en rock indie, rock alternativo de guitarra. Trabajó mucho con Gustavo Cerati, con David Bowie.
Él potenció mucho ese sonido de la banda que éramos cuando nos formamos, más rockera y guitarrera.
Hablando del fraseo, también está presente esa manera tan particular que tienes de cantar, muy cerca del flow y el rap. ¿De dónde te nutres para este fraseo?
Me gusta mucho. Bizarrap, por ejemplo, el productor argentino que ha hecho un montón de sesiones, decía que le encantaba El Cuarteto de Nos, que éramos una banda de rock, pero que cantábamos rap. Él lo definió muy bien.
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Aún con nuestra base de rock, mis letras se dirigen a lugar totalmente distinto de lo que se escucha en el género urbano en general. Planteamos temas mucho más filosóficos y psicológicos.
A mí, el hip hop me da la libertad de colocar mucha información en las canciones, porque es algo que me gusta. Las canciones con un formato más pop limitan la cantidad de palabras que se pueden usar para describir una situación. Soy una persona de muchas palabras, no soy nada concreto (risas) y es una herramienta importante poder disponer de más tiempo para contar.
¿Escuchaste el cover que hizo ShaunTrack a “Lo malo de ser bueno”?
Sí, le quedó genial. Lo felicitamos en seguida que salió. Hizo una versión que superó los estándares, porque él es un músico muy bueno. Me encantó el vídeo además, él no conocía al Cuarteto de Nos, pero sus suscriptores le sugirieron hablar de nosotros y con mucha humildad él se acercó a la banda. La verdad que le metió un montón de onda a nuestra canción. Si alguna vez estamos por España, sería genial hacer algo juntos.
El Cuarteto de Nos estuvo en el último Vive Latino antes del confinamiento por la pandemia, tocaron el sábado y el lunes se cerró todo…
Creo que ese Vive Latino fue el último show del planeta antes de la pandemia. Recuerdo ese Vive Latino, recientemente habíamos sacado el disco “Jueves”, había como 50 mil personas cantando. Nos sorprendió muchísimo.
Después de eso, regresamos a Uruguay a encuarentenarnos y lo que charlábamos entre el Cuarteto, es que si este iba a ser el último show de nuestra vida, nos iríamos con una grata sensación. Fue un digno último show (risas)…
Recuerdo, y espero no ofenderte, que esa vez desafinaste en “No llora” porque te ganó el sentimiento.
Sí, es que me emocioné. Ese un mal que tengo, sé que debo de mantener la cabeza fría, pero me empieza a vencer la emoción y después las cuerdas vocales (risas).
Fue una lloradera muy particular, porque hacía mucho tiempo que no estábamos en Uruguay, el coronavirus y el miedo que teníamos, nos hacía preguntarnos qué iba a pasar, sobre todo con los niños que no iban a la escuela. En ese momento, Federica, mi nena, tenía como 8 años. Fue un momento muy emotivo.
Lejos que fuera algo que molestara, creo que todo mundo lo sintió como algo muy emotivo. ¿Qué se siente que tus propias canciones te conmuevan?
Para mí, que alguien te diga que tal canción o frase le salvó la vida, lo sacó de una depresión o que me muestran una frase tatuada en el cuerpo, es lo que me moviliza. Tienes que ser de hierro para no emocionarte con esas cosas.
Hay una canción que me parece particularmente oscura e intrigante, que es “Roberto”. Hay un par de versos que te estrujan, como “nunca lastimes a quien después no puedes matar” o “el día que no escuches estas voces es que vas a estar muerto”, ¿ese Roberto eres tú mismo?
Sí y no. Tenía ganas de escribir una canción, tenía la idea, porque siempre he sido muy obsesivo en cuanto contar las cosas en primera persona, y dije: “sí voy a ser yo, pero no soy yo”.
Quise hacer una canción en la que pareciera que te rebanan el cráneo y el micrófono estuviera en el cerebro, sin ningún filtro de consciencia. Esa canción tiene un montón de versos que son pensamientos de un Roberto que no soy. Son cosas que a veces pensamos, pero después decimos, ¿cómo puedo estar pensando en estas cosas?
Al final se me ocurrió ponerle “Roberto”, para que quedara duda de que soy yo quien pienso eso y no quiero estar pensando en esas cosas.
Volvamos a “no lastimes a quien después no puedas matar”. Para una banda que le ha tocado ver cómo se transforman los públicos, ¿estás de acuerdo o en desacuerdo, te da miedo o te da lo mismo la cancelación?
A mí no me parece bien. Vengo de una generación con El Cuarteto de Nos que nos tocó vivir la adolescencia en medio de una dictadura militar en Uruguay. Lo vivimos muy a flor de piel
De hecho, cuando empezamos a escribir canciones, de adolescentes, para cantarlas teníamos que obtener la aprobación de la Inteligencia de aquí. Tenías que llevar tu canción para que la aprobaran. A partir de ahí, está todo cancelado por defecto.
Yo estoy con la libertad total de expresión, no me sumo a la cancelación, porque me tocó vivirlo como persona y artista, y te digo, no fue nada lindo.
Nos pasó también con la canción “El día que Artigas se emborrachó” en el año 98, cuando ya estaba instalada la democracia y la canción fue censurada por hablar de cuestiones que a determinado sector del poder político no le gustaba.
¡Fuimos envidiados por los punks en ese momento (risas) porque nosotros teníamos la canción censurada y no ellos!