La polémica historia de la Marcha del Orgullo Gay y de dónde viene el PRIDE
Durante años hombres y mujeres tuvieron una doble vida, escondieron su verdadero ser y mostraron una máscara que les ayudaría a sobrevivir en un mundo hostil.
Una realidad donde estaba prohibido bailar con personas del mismo sexo, donde no estaba permitido usar más de tres prendas del otro sexo y donde los derechos civiles dependían de las preferencias sexuales. Un incidente en el bar Stonewall se convirtió en el primer golpe hacia la caída de muros e inició un movimiento de orgullo que continúa vigente y así se escribió la historia de la marcha gay.
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Texto Original de Playboy México
La raíz de la rebelión
Los incidentes del Stonewall respondieron a una sociedad que negó a la comunidad LGBTQ e incluso la persiguió. En la década de los cincuenta tuvo lugar el terror lila, una serie de persecuciones hacia cualquier persona que se tuviera la sospecha fuera homosexual, la policía se basaba en este sentimiento y en la ley para intimidar constantemente a través de asaltos a los bares y la exigencia de prendas “apropiadas para el género”.
No había ley federal que protegiera los derechos de estas minorías, por lo que podían ser despedidos si los patrones descubrían sus preferencias. Eran arrestados arbitrariamente y en numerosas ocasiones eran ingresados a instituciones psiquiátricas; hasta 1973 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría diagnosticó la homosexualidad como un desorden mental.
Ante esta realidad, la comunidad LGBTQ debía vivir escondida y los lugares clandestinos donde se reunían constantemente eran cerrados por las autoridades. En Nueva York, durante la década de los sesenta, existían bares donde se aceptaba la diversidad, pero en la mayoría de las ocasiones eran manejados por la mafia y no tenían licencia para vender alcohol. Lo que los convertía en sitios predilectos para que la policía realizara redadas y cobrara sobornos.
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Stonnewall Inn, ¿un paraíso para la diversidad?
El Stonnewall Inn se ubicaba en el West Village de Manhattan, zona de la ciudad que parece un laberinto con ángulos extraños y callejones sin salida. El edificio era un antiguo establo y pastelería, abrió al público en 1954 como un restaurante. En 1967, la mafia vio en el lugar una oportunidad perfecta para abrir un negocio; no existían muchos bares gais en la ciudad y ninguno permitía bailar juntas a personas del mismo sexo, por lo que cambió el giro del negocio.
El bar estaba lejos de ser un lugar ideal: se alteraban las bebidas, no había una instalación de agua y constantemente había redadas de la policía. Había una segregación informal, la mayor parte del recinto estaba reservada para los hombres gay, mientras que la pista de baile de un cuarto posterior para el resto de la comunidad.
Por si fuera poco, la presencia de la mafia provocaba una tensión, probablemente los dueños traficaran con drogas y operaban un círculo de prostitución. No era secreto que también ofrecían sobornos a las autoridades para que no intervinieran en las instalaciones. Asimismo, chantajeaban a sus clientes, les tomaba fotos y amenazaba con enseñárselas a sus familiares o a sus jefes en caso de no pagar una cuota.
A pesar de todas estas cuestiones, el Stonewall era el único bar que era tolerante con la comunidad LGBTQ, razón por la cual la amenaza de su clausura provocó un movimiento de defensa sin precedentes.
Los eventos
La noche del 28 de junio de 1969, Seymour Pine comandó un operativo en el Stonewall que tenía el objetivo de arrestar a los hombres relacionados con la mafia y procesarlos por vender licor sin licencia.
Era la 1 de la mañana cuando las luces del bar se encendieron y la policía gritó para hacer explícita su presencia. Estas redadas eran comunes, en promedio se realizaba uno al mes: las autoridades revisaban las identificaciones de todos los asistentes, en caso de que una persona no la mostrara eran arrestados. Si una mujer no usaba por lo menos tres prendas de su sexo también era puesta en custodia.
Esa velada fue particular, los empleados del recinto dijeron que no se les avisó de la redada, como era costumbre. Las policías normalmente se llevaban a las mujeres al baño para verificar su sexo, y en caso de haber una del sexo apuesto, se le arrestaba. En esta ocasión el hartazgo era tal que ellas se negaron a la revisión. A las mujeres se les sumó el resto, todos se reusaron a mostrar sus identificaciones y se oponían a los arrestos.
La confusa identidad sexual y la realidad social
Más detalles
A pesar de la negativa, la policía logró realizar los arrestos de los mafiosos y de los rebeldes. No obstante, no se los pudieron llevar de inmediato debido a que no tenían un transporte, lo que los obligó a esperar. Durante ese tiempo se reunió una gran multitud a las afueras del Stonewall y los ánimos se calentaron. Corrió la palabra que el último rincón de tolerancia estaba por ser cerrado.
La gente se duplicó cuando llegó el trasporte, los primeros en ser introducidos a los vehículos fueron los miembros de la mafia, hecho que fue congratulado por la mayoría. Todo cambió cuando fue el turno de los empleados, se escuchó el grito de ¡Poder gay! y algunos otros comenzaron a cantar ‘We Shall Overcome’. Las palabras pasaron a la agresión física rápidamente, un hombre que fue empujado por un policía respondió con un puñetazo, una mujer se logró escapar de la custodia y la mayoría expresó su apoyo a los rebordes.
La mujer que logró escapar fue reaprendida por cuatro agentes… ante el forcejeo le gritó a los hombres: ¿Por qué no hacen nada?, pregunta que decantó en violencia. Los policías golpearon a algunas personas en su intento por controlar a la mayoría, pero cada acción encendía más los ánimos. Los arrestados se lograron escapar y la multitud intentó voltear los camiones de la autoridad.
¿Y la policía?
Los policías no fueron preparados para la ocasión, el estigma hacia la comunidad los hizo creer que se enfrentarían ante una multitud de afeminados que no les harían frente. Cuando se dieron cuenta de la realidad, tuvieron que refugiarse en el bar y esperar por ayuda.
Al llegar los refuerzos los ánimos explotaron. En la multitud se escuchó el rumor que el recinto sería cerrado debido a que los dueños no pagaron su soborno, en respuesta, los protestantes decidieron pagarles aventándoles monedas y gritándoles: ¡cerdos! Las monedas se convirtieron en botellas y después en ladrillos, las personas estaban hartas del trato que habían recibido por años y nadie les podría hacer frente. El resultado final fue de trece personas arrestadas, algunas personas hospitalizadas y cuatro policías heridos.
Después del Stonewall
Los disturbios eventualmente fueron calmados, pero dieron origen a un naciente movimiento. El Stonewall Inn volvió a abrir, pero en esta ocasión con un centro donde se organizaban eventos de contracultura y de protesta para alcanzar los derechos civiles que tanto buscaban.
Un año después, se organizaron las primeras marchas para conmemorar el evento. Las protestas no sólo se quedaron en Manhattan, sino que fueron organizadas en diversas ciudades de Estados Unidos. Expresiones que se convirtieron en la primera marcha LGBTQ.
Si bien ya se habían organizado este tipo de expresiones, la marcha del 28 de junio de 1970 fue la primera en unir a diversas ciudades bajo la bandera de la diversidad. El hecho de participar en una protesta así era un acto valiente, se vivía una sociedad donde la preferencia sexual podía acabar con una carrera.
Nació el Pride, un orgullo que nos demuestra que no pueden existir sociedades que persigan a las personas por ser diferentes, un orgullo que enaltece las preferencias sexuales y nos demuestra que en un futuro una sociedad tolerante es posible.
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